BRASIL: GOSTOSO!
"Uma história pra contar
De um mundo tão distante" C. Veloso
Todo muy rápido, mucho a último
minuto y eso es lo primero que recuerdo del principio, porque la memoria se me
escapa…Ahora tengo otro recuerdo, mi compañero de asiento, un brasilero vestido
de colombiano, un avión con doble pasillo, un niño que lloraba (siempre hay uno
en cada vuelo) y no dormir porque a Ethan Hawke y a Julie Delpy se les ocurrió
hacer una trilogía romántica –no-romántica- que me enganchó todo el vuelo.
Luego viene otro espacio en
blanco. Después salimos a la noche paulista y respiramos el viento que al
contrario de lo que esperaba era frío, antes de eso hubo una maleta dañada; la
mía. Hubo fotos, hubo risas nerviosas, risas ansiosas hasta que llegó nuestro
transporte.
Ese primer día conocimos al
conductor de buses más hábil do mundo –Su nombre era Nunez- y al
salir a las calles rumbo al hotel, una guía nos dio recomendaciones, pero
pronto se dio cuenta que se encontraba frente a un grupo de colombianos
impetuosos que querían adueñarse de Brasil, así que se detuvo.
En el hotel nos dimos cuenta por
primera vez que el portugués no es tan fácil como lo pensábamos, el botones nos
avisó que nuestras maletas estaban aguardando en el lobby y no entendimos una
sola palabra de ello y nuestra respuesta, fue la más inteligente y sencilla del
momento: reír.
No había tiempo para perder, una
lección que no solo debería aplicar para los viajes cortos. Salimos tan pronto
como pudimos, pero São Paulo se nos hacía esquiva, algunos planes
fallaron, otros no fallaron porque nunca existieron. Tuvimos mañanas calurosas
en las que clamábamos por “água gelada!” y noches lluviosas. São Paulo nos
presentó el Sertanejo Universitario, fue nuestra escuela para aprender a
ordenar pizza, pero también se quedó con algunos de nuestros deseos.
Como se volverá tradición para la
posteridad tal vez, no hay viaje sin correr bajo la lluvia, sin jugar bajo el
cobijo de un árbol, sin alarmas que dejaron de sonar y desde luego sin una que
otra pérdida de personal en el camino.
Como ya es costumbre para mí,
aquí viene mi momento de impacto del viaje: el centro de São Paulo. Salir de la estación del metro y sentirte en La India (sin
haberla visitado nunca) es toda una hazaña, pero así fue como se sintió el ver
la concentración de personas que caminaban con destino o sin destino claro por
la calle, era una marea humana… y nosotros formamos parte de ella, nos fuimos
con la corriente y la dejamos llevarnos hasta algún lugar.
Caminamos sin rumbo fijo, y de
este pequeño recorrido aprendimos dos cosas: hay momentos en la vida cuando no
importa a dónde vayas, solo hay que tomar una decisión. Tal vez no entendí bien
el mensaje de mi profesor pero me gustó ese mensaje. Y la segunda lección
sería, no importa la barrera del idioma, siempre se puede pedir rebaja.
Abandonamos São Paulo en
medio de sentimientos encontrados, pero sobre todo entre expectativas
por el futuro. São José dos Campos fue la ciudad donde
aprendimos a arriesgarnos, a no conformarnos y salimos en la noche en la
búsqueda de aquello que cumpliera nuestras expectativas. Instantes de alegría
inmensa con pequeños detalles como cantar una canción, una coreografía de una
canción de otra generación…
Aumentamos la altura visitando
Campos do Jordão, unas cuantas horas fueron suficientes para darnos
cuenta que se necesita mucho chocolate para mantener un cuerpo a una
temperatura razonable, pero lo único frío era el clima, nuestros ánimos y
energía estaban al 100%.
Luego llegó Río de Janeiro…
La llegada en medio de la noche
se sintió como si un telón fuera descorrido, uma obra maravilhosa se
fue mostrando cuando bajábamos de lo que recuerdo era un puente. No escuchamos
el coro de los ángeles, escuchamos un sencillo “Brasil lalalalalalalalá” y con
eso fue suficiente, Río se desplegaba frente a nosotros y solo sabíamos
implícitamente que todo lo que había pasado y no había pasado antes en el viaje
sería olvidado, todo valdría la pena ¿por qué? Porque estábamos ahí.
Si São Paulo fue
nuestra escuela para pedir pizza, Rio fue nuestra universidad, ahí donde São
Paulo había sido recatada y arisca, Río fue abierta y espontánea, vivimos
la vida nocturna en sus calles, bailamos al ritmo del Funky y oh momento
solemne vivido en una escuela de Samba, la calidez de las personas al
recibirnos no tiene precedente.
Río se convirtió en el lugar de
los sueños cumplidos, pequeños y grandes sueños desde aprender a balbucear un
par de frases de portugués, contemplar el Cristo Redentor, la vista de una de
las ciudades donde Dios se ensañó con las cosas bellas desde el Pão de Açúcar,
visitar el Maracaná, ver una presentación de samba como de carnaval y todo
ello, con amigos.
Y fue estupendo, con sus altos y bajos, ahora como dice la
canción “those days are gone” …Muchos dicen que si no se conoce la
historia se está condenado a repetirla, pero no importa que muchos no sepan u olviden que este viaje pasó, que olviden que en Septiembre de 2013 unos colombianos visitaron
Brasil; como este viaje no vuelve a haber jamás.
1 comentarios
muito bonito! Obrigada! haha no se mas :) un abrazo!
ResponderEliminarExpresate!