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BRASIL: GOSTOSO!

20:22 Luna 1 Comments Category :

"Uma história pra contar

De um mundo tão distante" C. Veloso

Todo muy rápido, mucho a último minuto y eso es lo primero que recuerdo del principio, porque la memoria se me escapa…Ahora tengo otro recuerdo, mi compañero de asiento, un brasilero vestido de colombiano, un avión con doble pasillo, un niño que lloraba (siempre hay uno en cada vuelo) y no dormir porque a Ethan Hawke y a Julie Delpy se les ocurrió hacer una trilogía romántica –no-romántica- que me enganchó todo el vuelo.

Luego viene otro espacio en blanco. Después salimos a la noche paulista y respiramos el viento que al contrario de lo que esperaba era frío, antes de eso hubo una maleta dañada; la mía. Hubo fotos, hubo risas nerviosas, risas ansiosas hasta que llegó nuestro transporte.
 
Ese primer día conocimos al conductor de buses más hábil do mundo –Su nombre era Nunez- y al salir a las calles rumbo al hotel, una guía nos dio recomendaciones, pero pronto se dio cuenta que se encontraba frente a un grupo de colombianos impetuosos que querían adueñarse de Brasil, así que se detuvo.

En el hotel nos dimos cuenta por primera vez que el portugués no es tan fácil como lo pensábamos, el botones nos avisó que nuestras maletas estaban aguardando en el lobby y no entendimos una sola palabra de ello y nuestra respuesta, fue la más inteligente y sencilla del momento: reír.

No había tiempo para perder, una lección que no solo debería aplicar para los viajes cortos. Salimos tan pronto como pudimos, pero São Paulo se nos hacía esquiva, algunos planes fallaron, otros no fallaron porque nunca existieron. Tuvimos mañanas calurosas en las que clamábamos por “água gelada!” y noches lluviosas. São Paulo nos presentó el Sertanejo Universitario, fue nuestra escuela para aprender a ordenar pizza, pero también se quedó con algunos de nuestros deseos.

Como se volverá tradición para la posteridad tal vez, no hay viaje sin correr bajo la lluvia, sin jugar bajo el cobijo de un árbol, sin alarmas que dejaron de sonar y desde luego sin una que otra pérdida de personal en el camino.

Como ya es costumbre para mí, aquí viene mi momento de impacto del viaje: el centro de São Paulo. Salir de la estación del metro y sentirte en La India (sin haberla visitado nunca) es toda una hazaña, pero así fue como se sintió el ver la concentración de personas que caminaban con destino o sin destino claro por la calle, era una marea humana… y nosotros formamos parte de ella, nos fuimos con la corriente y la dejamos llevarnos hasta algún lugar.

Caminamos sin rumbo fijo, y de este pequeño recorrido aprendimos dos cosas: hay momentos en la vida cuando no importa a dónde vayas, solo hay que tomar una decisión. Tal vez no entendí bien el mensaje de mi profesor pero me gustó ese mensaje. Y la segunda lección sería, no importa la barrera del idioma, siempre se puede pedir rebaja.

Abandonamos São Paulo en medio de sentimientos encontrados, pero sobre todo entre expectativas por el futuro. São José dos Campos fue la ciudad donde aprendimos a arriesgarnos, a no conformarnos y salimos en la noche en la búsqueda de aquello que cumpliera nuestras expectativas. Instantes de alegría inmensa con pequeños detalles como cantar una canción, una coreografía de una canción de otra generación…

Aumentamos la altura visitando  Campos do Jordão, unas cuantas horas fueron suficientes para darnos cuenta que se necesita mucho chocolate para mantener un cuerpo a una temperatura razonable, pero lo único frío era el clima, nuestros ánimos y energía estaban al 100%.

Luego llegó Río de Janeiro…

La llegada en medio de la noche se sintió como si un telón fuera descorrido, uma obra maravilhosa se fue mostrando cuando bajábamos de lo que recuerdo era un puente. No escuchamos el coro de los ángeles, escuchamos un sencillo “Brasil lalalalalalalalá” y con eso fue suficiente, Río se desplegaba frente a nosotros y solo sabíamos implícitamente que todo lo que había pasado y no había pasado antes en el viaje sería olvidado, todo valdría la pena ¿por qué? Porque estábamos ahí.

Si São Paulo fue nuestra escuela para pedir pizza, Rio fue nuestra universidad, ahí donde São Paulo había sido recatada y arisca, Río fue abierta y espontánea, vivimos la vida nocturna en sus calles, bailamos al ritmo del Funky y oh momento solemne vivido en una escuela de Samba, la calidez de las personas al recibirnos no tiene precedente.

Río se convirtió en el lugar de los sueños cumplidos, pequeños y grandes sueños desde aprender a balbucear un par de frases de portugués, contemplar el Cristo Redentor, la vista de una de las ciudades donde Dios se ensañó con las cosas bellas desde el Pão de Açúcar, visitar el Maracaná, ver una presentación de samba como de carnaval y todo ello, con amigos.

Y fue estupendo, con sus altos y bajos, ahora como dice la canción “those days are gone” …Muchos dicen que si no se conoce la historia se está condenado a repetirla, pero no importa que muchos no sepan u olviden que este viaje pasó, que olviden que en Septiembre de 2013 unos colombianos visitaron Brasil; como este viaje no vuelve a haber jamás.

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